DECÁLOGO DEL ESPAÑOL EN EL SIGLO XXI

La globalización ha traído un interés creciente por el español y el peso del idioma compartido por cerca de 600 millones de personas pronto tendrá consecuencias diplomáticas, económicas y tecnológicas. Se acaba de lanzar un plan de Estado para el apoyo y proyección del español. Estas son las claves

1. EL IDIOMA ESPAÑOL ES UN HECHO UNIVERSAL. Hay un pasaje de Montesquieu admirable respecto a lo que importa y a lo que no, a lo esencial: «Si hay algo que puede favorecerme a mí pero que creará un problema a mi familia, lo dejo de lado. Si hay algo que puede favorecer a mi familia pero va contra mi patria, lo dejo de lado. Si hay que favorece a mi patria pero va contra Europa, lo dejo de lado. Si hay algo que favorece a Europa y va contra la humanidad lo dejo de lado». El idioma español es un hecho universal. Ya no es de una nación o de otra. Es posnacional. Sin centros, ni periferias. Ligar un idioma de más de 500 millones de hablantes (nativos o no) a una determinada nación es la gratuita generación de un conflicto imprevisible con todas las demás. A nadie, ni siquiera en el Reino Unido del postBrexit, se le ocurre hablar y programar el inglés como algo propio, porque dónde se quedaría la potencia de Irlanda, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Hong-Kong y demás.

2. DEMOGRAFÍA EN AUMENTO. Hasta hoy, la demografía del español ha ido en aumento considerable, pero tiene un techo. El ejemplo es luminoso. Ciudad de México (y México es la mayor nación de hablantes de español) en 1960 tenía 46 nacimientos por cada mil habitantes; en 2000, ya eran 21 y la expectativa es que para 2050 sean 11. Es decir, hacia donde hay que enfocar la progresión del español es a su dimensión como segunda lengua.

3. FOCOS ESENCIALES. Como segunda lengua internacional, inmediatamente después del inglés, el español está sólidamente asentado, muy por delante del francés. En el Reino Unido es la primera lengua extranjera; en Francia, sin duda. Brasil, uno de los territorios claves para esta expansión, gracias a la Ley Federal n. 11.1615 de 5 de agosto de 2005, se declara el español como lengua extranjera en la enseñanza media. Por tanto, los esfuerzos han de dirigirse a dos focos esenciales: Estados Unidos y Brasil.

4. LENGUA DE PRESTIGIO. La asignatura de estos próximos años más cara a la expansión y consolidación del español como lengua internacional, que es ahora lo que importa, es su asunción como lengua de prestigio en todo el mundo. De acuerdo al excelente, por bien documentado, informe del Anuario del Instituto Cervantes, cerca del 80% de las empresas exportadoras españolas cree que «el hecho de que en el mercado de destino se hable en español puede facilitar su actividad económica».

5. ESPAÑOL AMERICANO. La innovación empresarial -la gran deuda del sector privado español e iberoamericano con su idioma es la poca acción, patrocinio y compromiso con las diversas políticas que se han llevado a cabo desde el sector público-, el capital social, los nuevos soportes tecnológicos y el apoyo económico decidido y rotundo a tal expansión será uno de los capítulos decisivos de este idioma español, americano, del siglo XXI.

6. FALSAS DICOTOMÍAS. Permanecer, desde España, activos a las alertas que exigen, y advierten, que este es un negocio cultural, y, por tanto, político, de muchas aristas y profundos abismos. La reciente pugna, que ya se produce en determinadas universidades norteamericanas entre lo que llaman «el español de España», como algo antiguo y con un tinte colonial, y «el español latino», más cercano al presente, es una falsa dicotomía que se debe corregir. La Real Academia ya lo enmendó, pero queda el ámbito universitario, el de los negocios y, sobre todo, el político y diplomático. Claro que el español es una lengua americana. Nueve de cada diez hablantes están al otro lado del Atlántico. Ignorar esto desde aquí sería un suicidio, pero eso no excluye trabajar en programas comunes, intereses comunes y didácticas comunes. Mucho de esto sería una tarea formidable que debería ejecutar, al más alto nivel político, la Secretaria General Iberoamericana que organiza las Cumbres Iberoamericanas. Todas las naciones hispanohablantes se juegan mucho en el empeño.

7. INDUSTRIAS EDUCATIVAS Y CULTURALES. Es necesario para que se consolide el español como segunda lengua internacional que se apliquen políticas dirigidas a comprometer al mayor número de ámbitos sociales, económicos, educativos y culturales de las naciones hispanohablantes. Esta no es política de un solo país. Hay que movilizar a las clases medias emergentes iberoamericanas, hacer hincapié en los organismos internacionales del peso de las naciones que se expresan en español, facilitar la expansión de las industrias educativas y culturales, como el libro, el audiovisual, el arte o la música, además de todo el entramado de industrias del entretenimiento en español.

8. UN ACTIVO LABORAL. Alcanzar una imagen ante el mundo que muestre cómo el conocimiento del español, para los no nativos, es un activo formidable en la facilidad para encontrar empleo, en la realización de negocios, en la promoción y reconocimiento profesional, en el intercambio de bienes.

9. SIN REMILGOS NI COMPLEJOS. Combatir con el peso insoslayable de los hechos históricos y el legado cultural común la descalificación de tal herencia. Pocas naciones europeas pueden exhibir tal legado, tal vez sólo el Reino Unido. La proyección atlántica es el capítulo esencial. Y el momento clave es el momento histórico en que las jóvenes repúblicas americanas, ya libres de la presencia española, deciden de manera unánime que el español sea la lengua oficial de sus recién nacidas naciones. Este es un legado al que se debe hacer honor, aquí y allí, sin temores, ni remilgos, ni falsa culpabilidades. El espejo, de nuevo, es el Reino Unido, orgulloso de haber expandido su idioma a otros continentes y, al tiempo, sabio al no tratar de monopolizarlo. Ejemplar.

10. EL TERRITORIO DE LA MANCHA. El español del siglo XXI es un idioma global. Entre 2000 y 2016 creció un 1.424% en Internet, es la segunda lengua en Facebook y Twitter (en este soporte es segunda lengua en ciudades como Londres y Nueva York, en fin), representa el 7,8% de la población mundial; en 2050 alcanzará la cifra de 754 millones de hablantes; cerca de 43 millones lo hablan en Estados Unidos y en suma concienzuda (elaborada por el citado y reciente Anuario del Instituto Cervantes) son 572 millones de hablantes, al sumar los 477 nativos actuales y los usuarios potenciales como segunda o lengua extranjera. Claro que estas cifras, este potencial, este territorio, llamado por Carlos Fuentes «el territorio de La Mancha», que se expande y se multiplica, genera una cierto «miedo escénico» entre diversos, distintos y distantes sectores de la Administración (subrayemos el trabajo extraordinario, y en solitario, del Instituto Cervantes desde hace más de un cuarto de siglo), el sector privado y todos los posibles escenarios que podrían colaborar en esta inmensa empresa común. Este es el reto. Ya están todos retratados y no habrá lugar para excusas.

Fuente: abc.es

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